Cuarenta años después
de la noche más larga
El auditorio Marcelino Camacho de Madrid, lleno hasta la bandera, rinde homenaje a los cinco últimos fusilados por el franquismo cuando se cumplen 40 años de aquel dramático amanecer del 27 de septiembre de 1975.
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ALEJANDRO TORRÚS
MADRID.- Hace cuarenta años estaban en su celda. Sabían que era sus últimas horas. Que después llegaría la noche más larga, como cantó Luis Eduardo Aute. Los cinco jóvenes no tenían dudas de que serían ejecutados desde que comprobaron las prisas que tenía el régimen en acelerar sus Consejos de Guerra. Su vida terminaría al alba y su historia continuaría viva hasta hoy. A la espera de justicia.
Con los primeros rayos de luz de aquel 27 de septiembre, los pelotones de fusilamiento formados por policías y guardias civiles que se habían presentado como voluntarios acabaron con la vida de José Luis Sánchez-Bravo (21 años); Ramón García Sanz (27 años);José Humberto Baena (25 años); Juan Paredes Manot Txiki (21 años) y Ángel Otaegui (33 años). Los tres primeros, militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifacista y Patriótico); los dos últimos, de ETA.
Con los primeros rayos de luz de aquel 27 de septiembre, los pelotones de fusilamiento formados por policías y guardias civiles que se habían presentado como voluntarios acabaron con la vida de José Luis Sánchez-Bravo (21 años); Ramón García Sanz (27 años);José Humberto Baena (25 años); Juan Paredes Manot Txiki (21 años) y Ángel Otaegui (33 años). Los tres primeros, militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifacista y Patriótico); los dos últimos, de ETA.
"Dábamos vueltas al patio de la prisión cuando comenzó a escucharse 'La Internacional', silbada desde una celta. Fueron unos minutos, no más, pero fue muy emocionante”,
Este sábado, en un abarrotado auditorio Marcelino Camacho (Madrid) se ha rendido homenaje a los cinco antifascistas asesinados en un acto que contó con la participación de cantantes como el flamenco Manuel Gerena y Luis Eduardo Aute, que ha cerrado el acto con su canción homenaje Al Alba; los abogadosBenítez de Lugo y Juan Aguirre, que estuvieron presentes en los Consejos de Guerra; la hermana del fusilado José Luís Sánchez-Bravo, y, por supuesto, tres de los luchadores que también fueron condenados a muerte, y que finalmente vieron sus penas capitales conmutadas: Manuel Blanco Chivite, Pablo Mayoral y Vladimiro Fernández, que ha recordado el día en el que le condenaron a muerte junto a Xosé Humberto Baena:
“Durante el Consejo de Guerra nos metieron en un furgón policial a esperar. Esposados, sin apenas luz y rodeados de policías. En un momento dado, se acercaron los tres abogados y nos dijeron: 'Ya lo esperaríais…’. De ahí, de vuelta Carabanchel... Aquello era peor que las celdas de la Dirección General de Seguridad. Era una manera de destruir a las personas. Un día nos permitieron salir a los tres al patio. Dábamos vueltas durante 20 minutos al patio de la sexta galería de la prisión cuando de repente se comenzó a escuchar desde una celda que silbaban La Internacional. Poco a poco se fueron sumando más voces y se podía escuchar perfectamente. Apenas fueron unos minutos, no más, pero fue muy emocionante”, ha recordado un emocionado Vladimiro Fernández.
“Durante el Consejo de Guerra nos metieron en un furgón policial a esperar. Esposados, sin apenas luz y rodeados de policías. En un momento dado, se acercaron los tres abogados y nos dijeron: 'Ya lo esperaríais…’. De ahí, de vuelta Carabanchel... Aquello era peor que las celdas de la Dirección General de Seguridad. Era una manera de destruir a las personas. Un día nos permitieron salir a los tres al patio. Dábamos vueltas durante 20 minutos al patio de la sexta galería de la prisión cuando de repente se comenzó a escuchar desde una celda que silbaban La Internacional. Poco a poco se fueron sumando más voces y se podía escuchar perfectamente. Apenas fueron unos minutos, no más, pero fue muy emocionante”, ha recordado un emocionado Vladimiro Fernández.
Por su parte, Pablo Mayoral ha reclamado que se declaren nulas aquellas condenas impuestas por "un régimen ilegítimo, una justicia ilegítima y un juicio falso", mientras que Blanco Chivite, en un emotivo discurso que jugaba con un cuento de Xosé Humberto Baena sobre los relojes, ha señalado que los dictadores siempre quieren robar y destrozar el reloj de los ciudadanos para perpetuarse en el poder pero que, a día de hoy, en España hay varios relojes en marcha que no van a conseguir parar a base de golpes: uno en Catalunya, otro en Euskadi y otro múltiple en la Puerta del Sol.
“Mi hermano no era un terrorista”
Vicky Sánchez-Bravo, hermana de uno de los fusilados: "Cuando lo mataron todavía no se había recuperado de las torturas que había sufrido. Orinaba sangre aún"
Especialmente emocionante ha resultado la aparición de la hermana del fusilado José Luis Sánchez-Bravo. Vicky Sánchez- Bravo ha señalado que su hermano “no era ningún terrorista”, que era un “hombre bueno y honesto” para después recordar el día de su fusilamiento:
"Cuando lo mataron todavía no se había recuperado de las torturas que había sufrido. Orinaba sangre aún. (…) Sólo pido que se haga justicia. Que aquellos que mandaron a la muerte a mi hermano sin pruebas, sean extraditados, juzgados y paguen por el daño que han hecho”, ha expresado su hermana.
"Cuando lo mataron todavía no se había recuperado de las torturas que había sufrido. Orinaba sangre aún. (…) Sólo pido que se haga justicia. Que aquellos que mandaron a la muerte a mi hermano sin pruebas, sean extraditados, juzgados y paguen por el daño que han hecho”, ha expresado su hermana.
“Simulacro de justicia"
Por su parte, los letrados Juan Aguirre y Benítez de Lugo han recordado cómo se decidieron a apoyar a las cinco víctimas del régimen, en un momento en el que hasta el PCE había dado la espalda a los mismos, y cómo fue el supuesto proceso judicial que les condenó a muerte.
“El escenario era terrible. Los policías en las dependencias judiciales te decían ‘así que usted viene a defender al que mató a mi amigo’. Me amenazaban por teléfono con sonidos de metralleta, había avisos de bomba continuos en mi despacho….”, ha recordado Benítez de Lugo, que acto seguido ha calificado los juicios de “parodia”, “simulacro de justicia”, “ignominia”y “pantomima”.
“El escenario era terrible. Los policías en las dependencias judiciales te decían ‘así que usted viene a defender al que mató a mi amigo’. Me amenazaban por teléfono con sonidos de metralleta, había avisos de bomba continuos en mi despacho….”, ha recordado Benítez de Lugo, que acto seguido ha calificado los juicios de “parodia”, “simulacro de justicia”, “ignominia”y “pantomima”.
Llenar España de querellas
La ovación de la noche ha sido para Carlos Slepoy, abogado de la llamada querella argentina, la única causa judicial abierta en el mundo que investiga los crímenes de la dictadura franquista. Slepoy ha hecho un llamamiento a los ayuntamientos “para que inunden España de querellas”. “Hay decenas de muertos, cientos en todas localidades. ¿No sería lógico que los alcaldes se querellen por las muertes de sus vecinos que no han obtenido justicia?”, se ha preguntado Slepoy, que ha cerrado su intervención asegurando que la impunidad del franquismo está a punto de terminar.
Angel Varela Garcia.