PABLO RUZ QUIERE FINALIZAR LA INSTRUCCIÓN
La bomba de Bárcenas amenaza con dinamitar la campaña electoral del PP
AA
Luis Bárcenas vuelve a la escena pública. La Fiscalía Anticorrupción envió ayer a la Audiencia Nacional un escrito de acusación en el que solicita 42 años y medio de cárcel para el extesorero del Partido Popular por la trama Gürtel e imputa a 41 personas más relacionadas con el caso. En Génova entienden que la instrucción del caso Gürtel, con su pieza separada sobre el extesorero y la contabilidad B del PP, ha experimentado un ligero empujón en las últimas fechas. Esperanza Aguirre, que hace tres semanas se brindó aMariano Rajoy "para lo que el partido me necesite", será citada como testigo. Casi todos en la formación política coinciden en que el juez Pablo Ruz quiere concluir la fase de instrucción del caso más controvertido para el PP antes de abandonar el Juzgado de Instrucción Número 5 de la Audiencia en las próximas semanas, en plena campaña electoral.
Acelerar el caso ahora no conviene para nada al Partido Popular, que acaba de dar el pistoletazo de salida a la campaña para las elecciones municipales y autonómicas de mayo. En Génova se han abierto todos los escenarios posibles que puedan producirse, incluido la excarcelación del propio Bárcenas. La dirección del partido también analiza cómo amortiguar el golpe judicial de cara a la ciudadanía, a la que tiene que convencer para que el 24 de mayo vuelva a depositar su confianza en el partido.
El aparato nacional pretendía vender en estos tres meses de campaña un mensaje de unidad para frenar el efecto efervescente de Podemos. Sin embargo, el escrito de acusación que ayer envió el Ministerio Público ha sentado como “un gol en el último minuto del partido que todavía hay que ver cómo lo encajamos”, según reconoció ayer un miembro de la dirección nacional a este diario.
Ignacio González, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, en la cena de Navidad del PP en Alcobendas. (Efe)En el documento, de 512 folios, se pide cárcel para los que fueron pesospesados del Partido Popular y se cita a la expresidenta de la Comunidad. Que la presidenta del partido en Madrid tenga que desfilar por los juzgados para dar su versión sobre cómo su mano derecha, Alberto López Viejo, amañó 348 actos públicos de la propia Esperanza, es entendido por alguno de sus compañeros de filas como el “fin de sus aspiraciones”.
Aguirre se postuló públicamente -pero sin decirlo abiertamente- para sustituir a Ana Botellaal frente de la Alcaldía de Madrid, una plaza en la que la expresidenta siempre ha declarado en su círculo privado que le gustaría jubilarse. Esta llamada a los juzgados de Ruz trastoca los planes de la popular más díscola con el presidente del Gobierno, que a una semana de la Convención Nacional de los populares se resiste a anunciar los nombres de sus dos candidatos para no perder Madrid.
Los aguirristas siguen defendiendo que es la única candidata capaz de mantener la mayoría absoluta en la capital, la plaza que más miedo teme el PP perder. Los marianistas echan mano de los desaires de la baronesa para descartarla en la quiniela electoral. “Esperanza abandonó el barco de la Comunidad de Madrid cuando las cosas se pusieron feas, y eso Mariano no lo olvida”, reconoce a este diario un miembro de la Ejecutiva nacional.
Pablo Ruz. Los partidos de la oposición aplauden
Los populares también barajan la posibilidad de que el extesorero abandone la cárcel de Soto del Real “en breve”, ya que el juez Ruz "puede que no mantenga" al expolítico encarcelado hasta que se celebre el juicio. Sin embargo, en el cuartel general del PP maldicen que el cierre de una instrucción que se ha prolongado durante cinco años coincida en el tiempo con la campaña electoral. “Inevitablemente producirá repercusiones políticas importantes”, reconocen en privado.
Tras año y medio en prisión preventiva, el extesorero ha pedido ya seis veces su salida de la cárcel. Ayer mismo fue la última vez que reclamó, en una carta escrita por él mismo en la cárcel, su puesta en libertad. Asegura sentirse agraviado si su situación se compara con la del marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, que no está entre rejas.
Mientras en Génova se recomponen de la estocada judicial y preparan su defensa, los adversarios se frotan las manos por el desencanto electoral del votante del PP. Echar más gasolina al viejo fuego del caso Bárcenas en estos momentos podría servir para nutrir todavía más las ansias de poder de otros partidos recién nacidos como Podemos. El partido de Pablo Iglesias pretende convertirse en el partido de la regeneración y amenaza con convertirse en un partido clave en el panorama político de la próxima legislatura. PSOE, Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia también quieren sacar tajada de la bomba que el juez Ruz acaba de dejar en la puerta de Génova.
Acelerar el caso ahora no conviene para nada al Partido Popular, que acaba de dar el pistoletazo de salida a la campaña para las elecciones municipales y autonómicas de mayo. En Génova se han abierto todos los escenarios posibles que puedan producirse, incluido la excarcelación del propio Bárcenas. La dirección del partido también analiza cómo amortiguar el golpe judicial de cara a la ciudadanía, a la que tiene que convencer para que el 24 de mayo vuelva a depositar su confianza en el partido.
El aparato nacional pretendía vender en estos tres meses de campaña un mensaje de unidad para frenar el efecto efervescente de Podemos. Sin embargo, el escrito de acusación que ayer envió el Ministerio Público ha sentado como “un gol en el último minuto del partido que todavía hay que ver cómo lo encajamos”, según reconoció ayer un miembro de la dirección nacional a este diario.
Ignacio González, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, en la cena de Navidad del PP en Alcobendas. (Efe)En el documento, de 512 folios, se pide cárcel para los que fueron pesospesados del Partido Popular y se cita a la expresidenta de la Comunidad. Que la presidenta del partido en Madrid tenga que desfilar por los juzgados para dar su versión sobre cómo su mano derecha, Alberto López Viejo, amañó 348 actos públicos de la propia Esperanza, es entendido por alguno de sus compañeros de filas como el “fin de sus aspiraciones”.
Aguirre se postuló públicamente -pero sin decirlo abiertamente- para sustituir a Ana Botellaal frente de la Alcaldía de Madrid, una plaza en la que la expresidenta siempre ha declarado en su círculo privado que le gustaría jubilarse. Esta llamada a los juzgados de Ruz trastoca los planes de la popular más díscola con el presidente del Gobierno, que a una semana de la Convención Nacional de los populares se resiste a anunciar los nombres de sus dos candidatos para no perder Madrid.
Los aguirristas siguen defendiendo que es la única candidata capaz de mantener la mayoría absoluta en la capital, la plaza que más miedo teme el PP perder. Los marianistas echan mano de los desaires de la baronesa para descartarla en la quiniela electoral. “Esperanza abandonó el barco de la Comunidad de Madrid cuando las cosas se pusieron feas, y eso Mariano no lo olvida”, reconoce a este diario un miembro de la Ejecutiva nacional.
Pablo Ruz. Los partidos de la oposición aplauden
Los populares también barajan la posibilidad de que el extesorero abandone la cárcel de Soto del Real “en breve”, ya que el juez Ruz "puede que no mantenga" al expolítico encarcelado hasta que se celebre el juicio. Sin embargo, en el cuartel general del PP maldicen que el cierre de una instrucción que se ha prolongado durante cinco años coincida en el tiempo con la campaña electoral. “Inevitablemente producirá repercusiones políticas importantes”, reconocen en privado.
Tras año y medio en prisión preventiva, el extesorero ha pedido ya seis veces su salida de la cárcel. Ayer mismo fue la última vez que reclamó, en una carta escrita por él mismo en la cárcel, su puesta en libertad. Asegura sentirse agraviado si su situación se compara con la del marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, que no está entre rejas.
Mientras en Génova se recomponen de la estocada judicial y preparan su defensa, los adversarios se frotan las manos por el desencanto electoral del votante del PP. Echar más gasolina al viejo fuego del caso Bárcenas en estos momentos podría servir para nutrir todavía más las ansias de poder de otros partidos recién nacidos como Podemos. El partido de Pablo Iglesias pretende convertirse en el partido de la regeneración y amenaza con convertirse en un partido clave en el panorama político de la próxima legislatura. PSOE, Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia también quieren sacar tajada de la bomba que el juez Ruz acaba de dejar en la puerta de Génova.
Angel Varela Garcia
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