“Los romanos no pudieron conquistar a los vascos por eso siguen hablando su lengua prerromana, el euskara”. ¿Mito o realidad?
En el año 196 a.C. llegaron los romanos a tierras del País Vasco, con los que los antiguos vascos vivieron en paz y en cooperación. Solamente se puede encontrar feroz oposición a la conquista romana en los aquitanos. Cuando los romanos atacan a los aquitanos, éstos, para pedir ayuda, no se dirigen a los galos, sino a los habitantes éuscaros del sur pirenaico, que a ellos les resultaban más próximos al ser culturalmente afines. Sabemos que esta ayuda surpirenaica les llegó de la mano de caudillos experimentados en la lucha junto a Sertorio y que entró en acción en Aquitania en el año 56 a.C. contra las legiones de César.
El País Vasco formó parte del Imperio desde antes del cambio de era, mucho antes que otras provincias como Britannia o Dacia, por ejemplo, y que a diferencia de esta última mantuvo su antigua cultura ante la inmensa presión latina. Las tribus vascas se vieron divididas en dos grandes demarcaciones políticas, por un lado Hispania (autrigones, caristios, várdulos y vascones) y las Galias (aquitanos) y provincialmente entre la Tarraconense (Hispania) y la Novempopulania (Galias).
Tanto los romanos como las tribus vascas poseían los mismos enemigos comunes, lo que daría lugar a un buen entendimiento. Mientras los romanos colaboraron con las tribus vascas en expulsar a los celtas (llegados a tierras pirenaicas a partir del siglo VIII a.C.), las tribus vascas colaboraron con los romanos en sus guerras contra los cántabros y astures de origen celta.
Como aliadas imperiales que eran las tribus éuscaras, las zonas que eran conquistadas por los romanos a los celtas o íberos, eran posteriormente repobladas por grupos humanos de estas tribus vascas, lo que conllevó una extensión del euskara hacia el sur y afianzamiento de ésta hacia el este. Un ejemplo de ello, lo tenemos en Aragón, donde los vascones colaboraron con los romanos en las guerras contra los celtíberos. Una vez derrotados en el año 72 a.C., la colaboración vascona fue recompensada por los romanos con la jurisdicción sobre amplios territorios del Aragón occidental. Estos territorios, al sur, llegaban a 15 km de Salduba, la que después de su conquista sería llamada por los romanos como Cæsar Augusta, la actual Zaragoza.
Fue tal el grado de sintonía debido al respeto de los romanos a las diferentes tribus vascas y sus territorios, que, incluso, hubo vascos enrolados en las legiones romanas en sus guerras contra los britanos. Unas guerras acaecidas en lo que hoy en día es conocido con el nombre de Gran Bretaña. Habiendo sido encontradas lápidas mortuorias de la época romana, con nombres eusquéricos, cerca de Londres, antigua Londinium romana.
A través de esta buena relación se asentarían colonos romanos al sur de las tierras de estas tribus y en zonas mineras como las de Somorrostro en Autrigonia (Vizcaya) o en las llanadas de Aquitania, lo que daría lugar a las colonias romanas de la Novempopulania (nueve pueblos), en lo que hoy en día se conoce como Gascuña. Unos asentamientos que darían lugar siglos después al surgimiento de las lenguas y pueblos latinos de Castilla y Gascuña, fruto de la romanización de la población vasca.
Tradicionalmente para explicar la pervivencia del euskara se ha considerado a los vascos como un pueblo primitivo, aislado secularmente del resto de los pueblos que le rodeaban y que no participó de la civilización romana, por ser una tierra de bajo interés económico para el Imperio Romano. Los hallazgos arqueólogicos en tierras vascas continuamente desmienten estas teorías, dado que demuestran que la romanización, en todos los aspectos, fue muy superior a otras tierras de la Romania. Aunque esta romanización fue más notable al sur de las tribus vascas, en las zonas costeras y en la Aquitania. Si pervivió la cultura vasca, fue por la colaboración, buen entendimiento y alianza de las tribus vascas con los romanos, no por un aislamiento que nunca existió. Si bien ayudó a esta supervivencia el que tardiamente se desarrollara el Mare Externum ("Mar Exterior"; Océano Atlántico) como zona económica de interés para el Imperio, lo que posibilitó que la zona vasca quedara al margen de los intensos flujos migratorios que se dieron en otras zonas de la península o en Aquitania (por su alto interés agrícola).
En las tierras vascas hubo minas, por ejemplo, en Arditurri (Oiartzun, Guipúzcoa), Banka (Baja Navarra), Lantz (Navarra), Eskoriatza (Guipúzcoa) o en Somorrostro (Vizcaya) donde se extrajeron minerales (hierro, plata...) para exportarlos a diferentes partes del Imperio Romano; producción de cerámica en Pamplona (Navarra) o en Donazaharre (Saint-Jean-Le-Vieux; Baja Navarra); producción de vino en Falces y en Funes (Navarra); industria de salazón en la Getaria guipuzcoana y también en la labortana (topónimo proveniente del latín Cetaria, "salazón"); termas romanas en Fitero (Navarra); calzadas que unían las principales ciudades vascas con Roma; puertos en la costa vasca como Oiasso (Irún, Guipúzcoa) que comunicaban con cualquier parte del Imperio. Otro ejemplo de esta falta de aislamiento y por contra, del comercio existente, se encuentra en el hallazgo de diversas monedas acuñadas en tierras vasconas por la administración romana, ya desde los primeros años de su dominación, y que han sido encontradas en diferentes partes de la geografía vasca (imagen anexa).
Uno de los principales hallazgos arqueológicos de esta época, y que vuelve a rebatir las teorías de la pervivencia del euskara por falta de romanización, ha sido el reciente descubrimiento del puerto romano de Oiasso (u Oiarso), en la actual Irún. Irún se encuentra en la región de Guipúzcoa, el territorio en donde se conserva la cultura vasca con más fuerza. En esta localidad ha aparecido la estructura de madera del muelle y el varadero de la ciudad de Oiasso. Además, cerca de una necrópolis ya conocida, han aparecido unas termas; otras prospecciones dibujan un núcleo urbano de 12 a 15 hectáreas, con una planta reticular, en donde había almacenes, tiendas y talleres. Se cree que también poseía un foro y un teatro.
Oiasso era la base comercial de la rutas marítimas desde la que partía la distribución de mercancías hacia el interior, al valle del Ebro y a la gran calzada romana XXXIV, la Asturica Augusta (Astorga, León) - Burdigala (Burdeos, Aquitania). Hasta Oiasso llegaba también la calzada que partía de Tarraco (Tarragona), a través de Ilerda (Lérida) y Osca (Huesca). Las ánforas halladas en Oiasso demuestran que, incluso al final del Imperio Romano, el aceite y el vino de Bizancio (la actual Estambul turca) llegaban regularmente a los puertos atlánticos.
Oiasso, además de dedicarse al comercio marítimo y ser uno de los principales puertos del Mare Externum, se dedicaba también a la minería. En las peñas de Aia han localizado tres kilómetros de galerías romanas junto a las explotaciones modernas, unas minas que se dedicaban a la extracción de plata. El hallazgo de galerías de drenaje, notable ejemplo de ingeniería hidráulica romana, indica que había detrás toda una estructura administrativa.
Imagen anexa: denario vascón datado en la segunda mitad del siglo II a.C.
Anverso de la moneda: Cabeza masculina barbada a derecha. Peinado con rizos de arcos pequeños juntos. Detrás la leyenda Benkota en escritura ibérica (población vascona de localización incierta).
Esta escritura era utilizada por gran parte de los pueblos de la península ibérica. Aunque de origen tartesio, fue utilizada mayoritariamente para escribir textos en íbero. Siendo el íbero, posiblemente, lingua franca peninsular para muchos pueblos prerromanos antes de la llegada de los latinos. En menor medida, como en esta moneda, también se utilizó la lengua celtíbera para escribir con caracteres ibéricos, dado que en esta zona el celta era la lingua franca. De ahí que las tribus vascas hayan pasado a la historia por su nombre celta y no por su nombre vasco.
Reverso de la moneda: Jinete con espada a derecha. Debajo leyenda Baskunes (Vascones) en escritura ibérica.
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“Erromatarrek ezin izan zuten euskaldunak konkistatu, horregatik beren aurrerromatar hizkuntza, euskara, hitz egiten jarraitzen dute”. Mitoa ala errealitatea?
K.a. 196. urtean erromatarrak Euskal Herriko lurretara heldu ziren, zeintzuekin antzinako euskaldunak bakean eta lankidetzan bizi izan ziren. Bakarrik akitaniarrek erakutsi zuten erromatar konkistarekiko aurkakotasun basatia. Erromatarrek akitaniarrak erasotzen dituztenean, azkeneko hauek laguntza eske ez dira galiarrengana zuzentzen, baizik eta Pirinioetatik hegoalderantz dauden euskal hiztunengana, kulturalki antzekoak izanda hurbilagoak iruditzen baitzitzaizkien. Dakigunez, Pirinioez haraindik etorri zitzaien laguntza, Sertorio-ren aurkako borroketan trebaturiko buruzagiz osatua zegoen eta Akitanian K.a. 56.ean Zesar-en legioen aurka borrokatzen hasi zen.
Euskal Herria, zegoeneko, aroa aldatu baino lehenago, Inperioren barnean zegoen, Britania edo Dazia bezalako beste probintziak baino lehenago eta, azkeneko hau ez bezala, latindar kultura indartsuaren aurrean bere kultura zaharra mantendu ahal izan zuen. Euskal tribuak bi lurralde-mugaketa handien artean zatituak izan ziren, alde batetik, Hispania (autrigoiak, barduliarrak, baskoiak eta karistiarrak) eta, bestaldetik, Galiak (akitaniarrak); eta probintzialki Tarrakonense (Hispania) eta Novempopulaniaren (Galiak) artean.
Erromatarrek eta euskal tribuek etsai komunak zituzten, elkar ulertze on batera eramango ziena. Alde batetik erromatarrek Pirinioetako lurretara K.a. VIII. mendean heldutako zeltak kanporatzeko gudetan, euskal tribuen alde egin zuten; euskal tribuek, bestalde, beren laguntza eman zuten erromatarrei zelta jatorriko kantabriarren eta asturren aurkako gudetan garaipena lortzeko.
Euskal tribuak aliatu inperialak zirenez, erromatarrek zeltei edo iberiarrei konkistaturiko lurraldeak euskal tribuetako gizataldeekin birpopulatzen zituzten; honek, hegoaldeko lurraldeetarantz euskararen zabalkuntza eta ekialderantz bere sendotzea ekarriz. Honen adibide, Aragoin daukagu, non baskoiek erromatarrekin batera zeltiberiarren aurka gudukatzen aritu ziren. K.a. 72. urtean zeltiberiarrak garaituak izan zirenean, baskoien laguntza mendebaldeko Aragoiko eremu zabal baten jurisdikzioarekin saritua izan zen. Hegoalderantz, lurralde hauek, Salduba-tik 15 Km-tara heltzen ziren, zeina konkista ostean erromatarrek Cæsar Augusta izenarekin izendatu zuten. Toponimo honetatik dator gaur egungo Zaragoza.
Erromatarrek euskal tribuei eta beren lurraldeei izandako begiruneari esker, hain handia izan zen elkar ulertzea, euskaldunak britoien aurkako gudetan ere erromatar legioetan engaiatuak egon zirela. Guda hauek gaur egun Britainia Haundia deritzon lurraldean gertatu ziren. Londresetik hurbil (antzinako Londinium erromatarra), erromatar garaiko hilobietako hilarri batzuetan izen euskaldunak aurkitu izan direlarik.
Harreman on honi esker, kolono erromatarrak euskal tribu hauen hegoaldeko lurretan eta Autrigoniako Somorrostro (Bizkaia) bezalako meatzeguneetan finkatuko ziren, edo baita Akitaniako lautadetan ere, egun Gaskonia izenez dazagugun lurraldean, Novempopulaniako (bederatzi populu) kolonia erromatarrak sorraraziz. Erromatar finkapen hauek, mende batzuk geroago, eremuotako euskal biztanleriaren erromanizazioaren ondorioz, Gaztela eta Gaskoniako latindar populu eta hizkuntzak sorraraziko zituzten.
Eskuarki, euskararen bizirik irautea azaltzeko, euskalduna populu primitiboa bezala kontsideratu izan da, mendeetan inguruko populuetatik isolatua bizi izan zena eta, bere lurraldeak, Erromatar Inperiorentzat interes ekonomiko baxukoak izatean, erromatar zibilizazioaren barne egon ez zirenak. Euskal lurraldeetako arkeologi aurkikuntzek, etengabe, teoria hauek gezurtatzen dituzte, Erromaniako beste lurralde batzuekin erkatuz, erromanizazioa, alderdi guztietan, handiago izan zela frogatzen baitute. Halarik ere, erromanizazio hau euskal tribuetako lurraldeen hegoaldean, kostaldeko eremuetan eta Akitanian handiagoa izan zen. Euskal kulturaren irautearen arrazoiak, hortaz, ez dautza inoiz existitu ez zen isolamenduan; baizik eta euskal tribuek Erromarekin izan zuten itunan, lankidetzan eta elkar ulertzean. Alabaina, bizirik iraute honetan Mare Externum-a ("Kanpoko Itsasoa"; Ozeano Atlantikoa) Inperiorentzat interes ekonomikoko gune bezala berandu garatzeak lagundu zuen, honela, euskal eremuek penintsulako beste lurralde batzuetan edo Akitanian (bere nekazari-interes handiagatik) eman ziren migrazio-korronte handietatik at gelditzea lortu zuten.
Euskal lurraldeetan meatzeak egon ziren, adibidez, Arditurrin (Oiartzun, Gipuzkoa), Bankan (Nafarroa Beherea), Lantzen (Nafarroa), Eskoriatzan (Gipuzkoa) edo Somorrostron (Bizkaia), non mineralak (burdina, zilarra...) erauzten ziren, gerora, Erromatar Inperioko beste lurralde batzuetara esportatzeko; keramika-ekoizpena Iruñean (Nafarroa) edo Donazaharren (Nafarroa Beherea); ardo-ekoizpena Faltzesen eta Funesen (Nafarroa); gazitze-industria gipuzkoar Getarian eta baita lapurtarrean ere [toponimo hau latinezko Cetaria (gazitua) hitzetik dator]; erromatar termak Fiteron (Nafarroa); euskal hiri nagusiak Erromarekin lotzen zuten galtzadak; Oiasso (Irun, Gipuzkoa) bezalako euskal kostaldeko portuak, zeintzuek Inperioko edozein lurradeekin lotzen zuten. Isolamendu-gabeziaren beste adibide bat euskal geografiaren hainbat tokitan aurkitu diren erromatar administrazioak, zegoeneko bere menderaldiaren lehengoko urteetatik, lurralde euskaldunetan egin zituen txanponak (erantsiriko irudia).
Garai honetako arkeologi aurkikuntza garrantzitsuenetariko bat, orain dela gutxi, egungo Irunen aurkitutako Oiassoko (edo Oiarso) portu erromatarra da; berriz ere, euskara bizirik irautearen arrazoia, erromanizazio gabeziari zor zaiolari buruzko teoriak, baliogabeturik uzten dituenak. Irun Gipuzkoako herrialdean dago, euskal kultura indar handiagoz kontserbatzen den penintsulako herrialdea hain zuzen ere. Udalerri honetan Oiassoko hiriaren ontzitegia eta kaiaren egurrezko egitura agertu da. Gainera, aurretik ezagutzen zen nekropoli batetik hurbil, terma batzuk aurkitu dira; beste azterketa batzuek 12 eta 15 hektarea bitarteko hirigunea irudikatzen dute, oin zuzenduna, non biltegiak, dendak eta lantegiak zeuden. Foroa eta antzokia ere bazituela uste da.
Oiasso itsas bideen merkataritza-base bat zen eta garraiatzen ziren salgaiak bertatik irteten ziren barnealdera, hau da, Ebroko haranera eta Asturika Augusta (Astorga, Leon)-Burdigala (Bordele, Akitania) XXXIV. erromatar galtzada haundira. Oiassoraino ere Ilerda (Lleida) eta Oskan (Huesca) zehar Tarrakon (Tarragona) hasiriko galtzada heltzen zen. Oiasson aurkitutako anforek, Erromatar Inperioaren amaieran ere, Bizantzioko (gaur egungo Istanbul turkiarra) olioa eta ardoa erregularki Atlantikoko portuetara heltzen zela frogatzen dute.
Oiasso Itsas merkataritzan ziharduen Mare Externum-eko porturik garrantzitsuenetarikoa izateaz gain, meatzaritzari ere ekiten zion. Aiako harkaitzetan ustiaketa modernoen ondoan, erromatar garaiko hiru kilometrotako galeriak topatu dituzte, hauetan zilarra erauzten zelarik. Drainatze-galerien aurkikuntzak, erromatar injinerutza hidraulikoaren adibide bikaina, administrazio-egitura oso bat eraikuntza hauen atzean zegoela adierazten du.
Erantsitako irudia: K.a. II. mendearen erdialdean dataturiko denario baskoia.
Txanponaren aurrealdea: eskuinaldean gizon bizardun baten burua. Elkarren artean oso hurbil dauden kizkur txikidun hileaz orraztua. Atzean iberiar idazkeraz Benkota testua (kokaleku ezezaguneko baskoi herrixka). Idazkera hau iberiar penintsulako populu gehienek erabiltzen zuten.
Tartesostar jatorria izan arren, idazkera honetan izkiriaturiko testu gehienak iberiar hizkuntzaz daude. Iberiera izanik, beharbada, latindarren etorrera baino lehenago, penintsulako aurrerromatar populu askorek elkarren artean ulertzeko erabiltzen zuten lingua franca. Hein txikiagoan, txanpon honetan bezala, zeltiberiera ere karaktere iberriarrez idazteko erabili zen, eremu honetan zeltiberiera baitzen lingua franca. Horregatik historiara euskal tribuen izen zeltak pasatu ziren eta ez beren izen euskaldunak.
Txanponaren atzealdea: zaldizkoa, eskuineko eskuan ezpata duelarik. Azpian iberiar idazkeraz Baskunes testua (Baskoiak).
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En el año 196 a.C. llegaron los romanos a tierras del País Vasco, con los que los antiguos vascos vivieron en paz y en cooperación. Solamente se puede encontrar feroz oposición a la conquista romana en los aquitanos. Cuando los romanos atacan a los aquitanos, éstos, para pedir ayuda, no se dirigen a los galos, sino a los habitantes éuscaros del sur pirenaico, que a ellos les resultaban más próximos al ser culturalmente afines. Sabemos que esta ayuda surpirenaica les llegó de la mano de caudillos experimentados en la lucha junto a Sertorio y que entró en acción en Aquitania en el año 56 a.C. contra las legiones de César.
El País Vasco formó parte del Imperio desde antes del cambio de era, mucho antes que otras provincias como Britannia o Dacia, por ejemplo, y que a diferencia de esta última mantuvo su antigua cultura ante la inmensa presión latina. Las tribus vascas se vieron divididas en dos grandes demarcaciones políticas, por un lado Hispania (autrigones, caristios, várdulos y vascones) y las Galias (aquitanos) y provincialmente entre la Tarraconense (Hispania) y la Novempopulania (Galias).
Tanto los romanos como las tribus vascas poseían los mismos enemigos comunes, lo que daría lugar a un buen entendimiento. Mientras los romanos colaboraron con las tribus vascas en expulsar a los celtas (llegados a tierras pirenaicas a partir del siglo VIII a.C.), las tribus vascas colaboraron con los romanos en sus guerras contra los cántabros y astures de origen celta.
Como aliadas imperiales que eran las tribus éuscaras, las zonas que eran conquistadas por los romanos a los celtas o íberos, eran posteriormente repobladas por grupos humanos de estas tribus vascas, lo que conllevó una extensión del euskara hacia el sur y afianzamiento de ésta hacia el este. Un ejemplo de ello, lo tenemos en Aragón, donde los vascones colaboraron con los romanos en las guerras contra los celtíberos. Una vez derrotados en el año 72 a.C., la colaboración vascona fue recompensada por los romanos con la jurisdicción sobre amplios territorios del Aragón occidental. Estos territorios, al sur, llegaban a 15 km de Salduba, la que después de su conquista sería llamada por los romanos como Cæsar Augusta, la actual Zaragoza.
Fue tal el grado de sintonía debido al respeto de los romanos a las diferentes tribus vascas y sus territorios, que, incluso, hubo vascos enrolados en las legiones romanas en sus guerras contra los britanos. Unas guerras acaecidas en lo que hoy en día es conocido con el nombre de Gran Bretaña. Habiendo sido encontradas lápidas mortuorias de la época romana, con nombres eusquéricos, cerca de Londres, antigua Londinium romana.
A través de esta buena relación se asentarían colonos romanos al sur de las tierras de estas tribus y en zonas mineras como las de Somorrostro en Autrigonia (Vizcaya) o en las llanadas de Aquitania, lo que daría lugar a las colonias romanas de la Novempopulania (nueve pueblos), en lo que hoy en día se conoce como Gascuña. Unos asentamientos que darían lugar siglos después al surgimiento de las lenguas y pueblos latinos de Castilla y Gascuña, fruto de la romanización de la población vasca.
Tradicionalmente para explicar la pervivencia del euskara se ha considerado a los vascos como un pueblo primitivo, aislado secularmente del resto de los pueblos que le rodeaban y que no participó de la civilización romana, por ser una tierra de bajo interés económico para el Imperio Romano. Los hallazgos arqueólogicos en tierras vascas continuamente desmienten estas teorías, dado que demuestran que la romanización, en todos los aspectos, fue muy superior a otras tierras de la Romania. Aunque esta romanización fue más notable al sur de las tribus vascas, en las zonas costeras y en la Aquitania. Si pervivió la cultura vasca, fue por la colaboración, buen entendimiento y alianza de las tribus vascas con los romanos, no por un aislamiento que nunca existió. Si bien ayudó a esta supervivencia el que tardiamente se desarrollara el Mare Externum ("Mar Exterior"; Océano Atlántico) como zona económica de interés para el Imperio, lo que posibilitó que la zona vasca quedara al margen de los intensos flujos migratorios que se dieron en otras zonas de la península o en Aquitania (por su alto interés agrícola).
En las tierras vascas hubo minas, por ejemplo, en Arditurri (Oiartzun, Guipúzcoa), Banka (Baja Navarra), Lantz (Navarra), Eskoriatza (Guipúzcoa) o en Somorrostro (Vizcaya) donde se extrajeron minerales (hierro, plata...) para exportarlos a diferentes partes del Imperio Romano; producción de cerámica en Pamplona (Navarra) o en Donazaharre (Saint-Jean-Le-Vieux; Baja Navarra); producción de vino en Falces y en Funes (Navarra); industria de salazón en la Getaria guipuzcoana y también en la labortana (topónimo proveniente del latín Cetaria, "salazón"); termas romanas en Fitero (Navarra); calzadas que unían las principales ciudades vascas con Roma; puertos en la costa vasca como Oiasso (Irún, Guipúzcoa) que comunicaban con cualquier parte del Imperio. Otro ejemplo de esta falta de aislamiento y por contra, del comercio existente, se encuentra en el hallazgo de diversas monedas acuñadas en tierras vasconas por la administración romana, ya desde los primeros años de su dominación, y que han sido encontradas en diferentes partes de la geografía vasca (imagen anexa).
Uno de los principales hallazgos arqueológicos de esta época, y que vuelve a rebatir las teorías de la pervivencia del euskara por falta de romanización, ha sido el reciente descubrimiento del puerto romano de Oiasso (u Oiarso), en la actual Irún. Irún se encuentra en la región de Guipúzcoa, el territorio en donde se conserva la cultura vasca con más fuerza. En esta localidad ha aparecido la estructura de madera del muelle y el varadero de la ciudad de Oiasso. Además, cerca de una necrópolis ya conocida, han aparecido unas termas; otras prospecciones dibujan un núcleo urbano de 12 a 15 hectáreas, con una planta reticular, en donde había almacenes, tiendas y talleres. Se cree que también poseía un foro y un teatro.
Oiasso era la base comercial de la rutas marítimas desde la que partía la distribución de mercancías hacia el interior, al valle del Ebro y a la gran calzada romana XXXIV, la Asturica Augusta (Astorga, León) - Burdigala (Burdeos, Aquitania). Hasta Oiasso llegaba también la calzada que partía de Tarraco (Tarragona), a través de Ilerda (Lérida) y Osca (Huesca). Las ánforas halladas en Oiasso demuestran que, incluso al final del Imperio Romano, el aceite y el vino de Bizancio (la actual Estambul turca) llegaban regularmente a los puertos atlánticos.
Oiasso, además de dedicarse al comercio marítimo y ser uno de los principales puertos del Mare Externum, se dedicaba también a la minería. En las peñas de Aia han localizado tres kilómetros de galerías romanas junto a las explotaciones modernas, unas minas que se dedicaban a la extracción de plata. El hallazgo de galerías de drenaje, notable ejemplo de ingeniería hidráulica romana, indica que había detrás toda una estructura administrativa.
Imagen anexa: denario vascón datado en la segunda mitad del siglo II a.C.
Anverso de la moneda: Cabeza masculina barbada a derecha. Peinado con rizos de arcos pequeños juntos. Detrás la leyenda Benkota en escritura ibérica (población vascona de localización incierta).
Esta escritura era utilizada por gran parte de los pueblos de la península ibérica. Aunque de origen tartesio, fue utilizada mayoritariamente para escribir textos en íbero. Siendo el íbero, posiblemente, lingua franca peninsular para muchos pueblos prerromanos antes de la llegada de los latinos. En menor medida, como en esta moneda, también se utilizó la lengua celtíbera para escribir con caracteres ibéricos, dado que en esta zona el celta era la lingua franca. De ahí que las tribus vascas hayan pasado a la historia por su nombre celta y no por su nombre vasco.
Reverso de la moneda: Jinete con espada a derecha. Debajo leyenda Baskunes (Vascones) en escritura ibérica.
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“Erromatarrek ezin izan zuten euskaldunak konkistatu, horregatik beren aurrerromatar hizkuntza, euskara, hitz egiten jarraitzen dute”. Mitoa ala errealitatea?
K.a. 196. urtean erromatarrak Euskal Herriko lurretara heldu ziren, zeintzuekin antzinako euskaldunak bakean eta lankidetzan bizi izan ziren. Bakarrik akitaniarrek erakutsi zuten erromatar konkistarekiko aurkakotasun basatia. Erromatarrek akitaniarrak erasotzen dituztenean, azkeneko hauek laguntza eske ez dira galiarrengana zuzentzen, baizik eta Pirinioetatik hegoalderantz dauden euskal hiztunengana, kulturalki antzekoak izanda hurbilagoak iruditzen baitzitzaizkien. Dakigunez, Pirinioez haraindik etorri zitzaien laguntza, Sertorio-ren aurkako borroketan trebaturiko buruzagiz osatua zegoen eta Akitanian K.a. 56.ean Zesar-en legioen aurka borrokatzen hasi zen.
Euskal Herria, zegoeneko, aroa aldatu baino lehenago, Inperioren barnean zegoen, Britania edo Dazia bezalako beste probintziak baino lehenago eta, azkeneko hau ez bezala, latindar kultura indartsuaren aurrean bere kultura zaharra mantendu ahal izan zuen. Euskal tribuak bi lurralde-mugaketa handien artean zatituak izan ziren, alde batetik, Hispania (autrigoiak, barduliarrak, baskoiak eta karistiarrak) eta, bestaldetik, Galiak (akitaniarrak); eta probintzialki Tarrakonense (Hispania) eta Novempopulaniaren (Galiak) artean.
Erromatarrek eta euskal tribuek etsai komunak zituzten, elkar ulertze on batera eramango ziena. Alde batetik erromatarrek Pirinioetako lurretara K.a. VIII. mendean heldutako zeltak kanporatzeko gudetan, euskal tribuen alde egin zuten; euskal tribuek, bestalde, beren laguntza eman zuten erromatarrei zelta jatorriko kantabriarren eta asturren aurkako gudetan garaipena lortzeko.
Euskal tribuak aliatu inperialak zirenez, erromatarrek zeltei edo iberiarrei konkistaturiko lurraldeak euskal tribuetako gizataldeekin birpopulatzen zituzten; honek, hegoaldeko lurraldeetarantz euskararen zabalkuntza eta ekialderantz bere sendotzea ekarriz. Honen adibide, Aragoin daukagu, non baskoiek erromatarrekin batera zeltiberiarren aurka gudukatzen aritu ziren. K.a. 72. urtean zeltiberiarrak garaituak izan zirenean, baskoien laguntza mendebaldeko Aragoiko eremu zabal baten jurisdikzioarekin saritua izan zen. Hegoalderantz, lurralde hauek, Salduba-tik 15 Km-tara heltzen ziren, zeina konkista ostean erromatarrek Cæsar Augusta izenarekin izendatu zuten. Toponimo honetatik dator gaur egungo Zaragoza.
Erromatarrek euskal tribuei eta beren lurraldeei izandako begiruneari esker, hain handia izan zen elkar ulertzea, euskaldunak britoien aurkako gudetan ere erromatar legioetan engaiatuak egon zirela. Guda hauek gaur egun Britainia Haundia deritzon lurraldean gertatu ziren. Londresetik hurbil (antzinako Londinium erromatarra), erromatar garaiko hilobietako hilarri batzuetan izen euskaldunak aurkitu izan direlarik.
Harreman on honi esker, kolono erromatarrak euskal tribu hauen hegoaldeko lurretan eta Autrigoniako Somorrostro (Bizkaia) bezalako meatzeguneetan finkatuko ziren, edo baita Akitaniako lautadetan ere, egun Gaskonia izenez dazagugun lurraldean, Novempopulaniako (bederatzi populu) kolonia erromatarrak sorraraziz. Erromatar finkapen hauek, mende batzuk geroago, eremuotako euskal biztanleriaren erromanizazioaren ondorioz, Gaztela eta Gaskoniako latindar populu eta hizkuntzak sorraraziko zituzten.
Eskuarki, euskararen bizirik irautea azaltzeko, euskalduna populu primitiboa bezala kontsideratu izan da, mendeetan inguruko populuetatik isolatua bizi izan zena eta, bere lurraldeak, Erromatar Inperiorentzat interes ekonomiko baxukoak izatean, erromatar zibilizazioaren barne egon ez zirenak. Euskal lurraldeetako arkeologi aurkikuntzek, etengabe, teoria hauek gezurtatzen dituzte, Erromaniako beste lurralde batzuekin erkatuz, erromanizazioa, alderdi guztietan, handiago izan zela frogatzen baitute. Halarik ere, erromanizazio hau euskal tribuetako lurraldeen hegoaldean, kostaldeko eremuetan eta Akitanian handiagoa izan zen. Euskal kulturaren irautearen arrazoiak, hortaz, ez dautza inoiz existitu ez zen isolamenduan; baizik eta euskal tribuek Erromarekin izan zuten itunan, lankidetzan eta elkar ulertzean. Alabaina, bizirik iraute honetan Mare Externum-a ("Kanpoko Itsasoa"; Ozeano Atlantikoa) Inperiorentzat interes ekonomikoko gune bezala berandu garatzeak lagundu zuen, honela, euskal eremuek penintsulako beste lurralde batzuetan edo Akitanian (bere nekazari-interes handiagatik) eman ziren migrazio-korronte handietatik at gelditzea lortu zuten.
Euskal lurraldeetan meatzeak egon ziren, adibidez, Arditurrin (Oiartzun, Gipuzkoa), Bankan (Nafarroa Beherea), Lantzen (Nafarroa), Eskoriatzan (Gipuzkoa) edo Somorrostron (Bizkaia), non mineralak (burdina, zilarra...) erauzten ziren, gerora, Erromatar Inperioko beste lurralde batzuetara esportatzeko; keramika-ekoizpena Iruñean (Nafarroa) edo Donazaharren (Nafarroa Beherea); ardo-ekoizpena Faltzesen eta Funesen (Nafarroa); gazitze-industria gipuzkoar Getarian eta baita lapurtarrean ere [toponimo hau latinezko Cetaria (gazitua) hitzetik dator]; erromatar termak Fiteron (Nafarroa); euskal hiri nagusiak Erromarekin lotzen zuten galtzadak; Oiasso (Irun, Gipuzkoa) bezalako euskal kostaldeko portuak, zeintzuek Inperioko edozein lurradeekin lotzen zuten. Isolamendu-gabeziaren beste adibide bat euskal geografiaren hainbat tokitan aurkitu diren erromatar administrazioak, zegoeneko bere menderaldiaren lehengoko urteetatik, lurralde euskaldunetan egin zituen txanponak (erantsiriko irudia).
Garai honetako arkeologi aurkikuntza garrantzitsuenetariko bat, orain dela gutxi, egungo Irunen aurkitutako Oiassoko (edo Oiarso) portu erromatarra da; berriz ere, euskara bizirik irautearen arrazoia, erromanizazio gabeziari zor zaiolari buruzko teoriak, baliogabeturik uzten dituenak. Irun Gipuzkoako herrialdean dago, euskal kultura indar handiagoz kontserbatzen den penintsulako herrialdea hain zuzen ere. Udalerri honetan Oiassoko hiriaren ontzitegia eta kaiaren egurrezko egitura agertu da. Gainera, aurretik ezagutzen zen nekropoli batetik hurbil, terma batzuk aurkitu dira; beste azterketa batzuek 12 eta 15 hektarea bitarteko hirigunea irudikatzen dute, oin zuzenduna, non biltegiak, dendak eta lantegiak zeuden. Foroa eta antzokia ere bazituela uste da.
Oiasso itsas bideen merkataritza-base bat zen eta garraiatzen ziren salgaiak bertatik irteten ziren barnealdera, hau da, Ebroko haranera eta Asturika Augusta (Astorga, Leon)-Burdigala (Bordele, Akitania) XXXIV. erromatar galtzada haundira. Oiassoraino ere Ilerda (Lleida) eta Oskan (Huesca) zehar Tarrakon (Tarragona) hasiriko galtzada heltzen zen. Oiasson aurkitutako anforek, Erromatar Inperioaren amaieran ere, Bizantzioko (gaur egungo Istanbul turkiarra) olioa eta ardoa erregularki Atlantikoko portuetara heltzen zela frogatzen dute.
Oiasso Itsas merkataritzan ziharduen Mare Externum-eko porturik garrantzitsuenetarikoa izateaz gain, meatzaritzari ere ekiten zion. Aiako harkaitzetan ustiaketa modernoen ondoan, erromatar garaiko hiru kilometrotako galeriak topatu dituzte, hauetan zilarra erauzten zelarik. Drainatze-galerien aurkikuntzak, erromatar injinerutza hidraulikoaren adibide bikaina, administrazio-egitura oso bat eraikuntza hauen atzean zegoela adierazten du.
Erantsitako irudia: K.a. II. mendearen erdialdean dataturiko denario baskoia.
Txanponaren aurrealdea: eskuinaldean gizon bizardun baten burua. Elkarren artean oso hurbil dauden kizkur txikidun hileaz orraztua. Atzean iberiar idazkeraz Benkota testua (kokaleku ezezaguneko baskoi herrixka). Idazkera hau iberiar penintsulako populu gehienek erabiltzen zuten.
Tartesostar jatorria izan arren, idazkera honetan izkiriaturiko testu gehienak iberiar hizkuntzaz daude. Iberiera izanik, beharbada, latindarren etorrera baino lehenago, penintsulako aurrerromatar populu askorek elkarren artean ulertzeko erabiltzen zuten lingua franca. Hein txikiagoan, txanpon honetan bezala, zeltiberiera ere karaktere iberriarrez idazteko erabili zen, eremu honetan zeltiberiera baitzen lingua franca. Horregatik historiara euskal tribuen izen zeltak pasatu ziren eta ez beren izen euskaldunak.
Txanponaren atzealdea: zaldizkoa, eskuineko eskuan ezpata duelarik. Azpian iberiar idazkeraz Baskunes testua (Baskoiak).
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