SOMETIMIENTO DE LA BAJA NAVARRA.
Sometimiento de la Baja Navarra.
EL odio secular entre los clanes de Lusa y Agramont era bien conocido en Baja Navarra y en el resto del reino. Nadie sabe cuándo ni por qué surgió dicho enfrentamiento, pero los que hemos tenido ocasión de bucear en los archivos hemos encontrado innumerables referencias a una guerra banderiza que enfrentó a los señores de ambos linajes y a sus descendientes a través de generaciones y durante más de 200 años. La disputa existía ya para el siglo XIII, y en 1286 el rey Felipe I de Navarra tuvo que enviar una embajada a Baja Navarra para intentar poner paz entre ambas familias, pero las luchas se prolongarían, de manera pertinaz, a lo largo de las centurias siguientes. A veces se les invitaba suavemente a la reconciliación, como se hizo en tiempos de Carlos III (1423) o Francisco I (1479). Otras veces se recurrió a amenazas más contundentes, como cuando el rey Felipe III de Evreux les castigó con la confiscación de todos sus bienes (1342). Todo fue inútil, y no hubo instrumento eficaz para lograr la pacificación de unos banderizos que, probablemente, ni siquiera recordaban ya el origen de su enemistad. Simplemente luchaban por demostrar "quién valía más", expresión que se repite en la documentación de la época.
Con el tiempo, el linaje Lusa quedó descabezado por muerte de su señor, y fue Luis de Beaumont quien heredó la jefatura del bando, titulándose "heredero del señor de Lussa, recién fallecido". Por esta razón, hoy en día los enemigos de los agramonteses son conocidos con el nombre de beaumonteses, aunque en la raíz del conflicto estuvo siempre el odio recíproco de Lusa y Agramont. Con la llegada al trono de Juan III y Catalina I cesaron por fin las luchas banderizas, pero la invasión española de 1512 cortó en seco lo que parecía el inicio de una paz estable. En la primavera de 1513, los ocupantes españoles, que ya habían arrasado Baja Navarra el año anterior, iniciaron una dura ofensiva contra la zona, avasallando a los viejos linajes de Ultrapuertos, que en su mayoría se sometieron oficialmente el 2 de junio de 1513. En el extremo norte de Baja Navarra, no obstante, quedó sin someterse el linaje de Agramont, al igual que el señor de Lusa, que pese a ser beaumontés defendía la independencia del reino. Atrincherados en sus vetustos castillos de Bidaxune y Lukuze, los viejos enemigos desafiaban ahora juntos al adversario común, como en un último intento por demostrar "quién valía más"…
EL odio secular entre los clanes de Lusa y Agramont era bien conocido en Baja Navarra y en el resto del reino. Nadie sabe cuándo ni por qué surgió dicho enfrentamiento, pero los que hemos tenido ocasión de bucear en los archivos hemos encontrado innumerables referencias a una guerra banderiza que enfrentó a los señores de ambos linajes y a sus descendientes a través de generaciones y durante más de 200 años. La disputa existía ya para el siglo XIII, y en 1286 el rey Felipe I de Navarra tuvo que enviar una embajada a Baja Navarra para intentar poner paz entre ambas familias, pero las luchas se prolongarían, de manera pertinaz, a lo largo de las centurias siguientes. A veces se les invitaba suavemente a la reconciliación, como se hizo en tiempos de Carlos III (1423) o Francisco I (1479). Otras veces se recurrió a amenazas más contundentes, como cuando el rey Felipe III de Evreux les castigó con la confiscación de todos sus bienes (1342). Todo fue inútil, y no hubo instrumento eficaz para lograr la pacificación de unos banderizos que, probablemente, ni siquiera recordaban ya el origen de su enemistad. Simplemente luchaban por demostrar "quién valía más", expresión que se repite en la documentación de la época.
Con el tiempo, el linaje Lusa quedó descabezado por muerte de su señor, y fue Luis de Beaumont quien heredó la jefatura del bando, titulándose "heredero del señor de Lussa, recién fallecido". Por esta razón, hoy en día los enemigos de los agramonteses son conocidos con el nombre de beaumonteses, aunque en la raíz del conflicto estuvo siempre el odio recíproco de Lusa y Agramont. Con la llegada al trono de Juan III y Catalina I cesaron por fin las luchas banderizas, pero la invasión española de 1512 cortó en seco lo que parecía el inicio de una paz estable. En la primavera de 1513, los ocupantes españoles, que ya habían arrasado Baja Navarra el año anterior, iniciaron una dura ofensiva contra la zona, avasallando a los viejos linajes de Ultrapuertos, que en su mayoría se sometieron oficialmente el 2 de junio de 1513. En el extremo norte de Baja Navarra, no obstante, quedó sin someterse el linaje de Agramont, al igual que el señor de Lusa, que pese a ser beaumontés defendía la independencia del reino. Atrincherados en sus vetustos castillos de Bidaxune y Lukuze, los viejos enemigos desafiaban ahora juntos al adversario común, como en un último intento por demostrar "quién valía más"…
Angel Varela Garcia.
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